El Médico General, una Especie en Extinción en el Sistema de Salud Dominicano

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Por el doctor Rafael Pimentel, 1er. Vicepresidente de la Sociedad Dominicana de Médicos Generales y Atención Primaria.

El Régimen de Salud que opera en República Dominicana, está por cumplir uno de los objetivos más inesperados e increíbles registrados en la historia de la Medicina: Lograr exterminar al Médico General. Un médico general con sus sentidos y preparación clínica, ética y moral al servicio de los enfermos, con capacidad de diagnóstico y resolución de muchos problemas que aquejan a los pacientes, ha sido percibido por la mayoría de las administradoras de salud (ARS), desde la concepción de la reforma del sector salud, como un obstáculo al “correcto” desempeño de la medicina empresarial, dirigida a la venta de servicios, de hecho está siendo renegado a la simple consulta y manejo de pacientes en la sala de emergencia o en una habitación de internamiento.

Hoy en día tenemos en existencia el llamado Médico General con las facultades de ver, examinar al paciente, le tratara de resolver la afección que le aqueja y algunos de los casos este remitirá al especialista. Todavía usted puede reconocer la cara del médico examinador, pero como van las cosas en nuestro país el Médico General, será como un filtro entre el especialista y él; ese médico que funcionaba como eje de la atención a los enfermos está por desaparecer, para ser reemplazado por una especie de “técnico” con formación irregular y conocimientos apenas rudimentarios acerca del manejo de resoluciones de algunos problemas clínicos.

No hemos entendido que esta situación se desata porque creemos habernos graduado como profesionales pero permitimos que nos traten como profesionales de segunda. La autocrítica y la dignidad, brillan por su ausencia en los foros, congresos y encuentros médicos.

Pero los enfermos no cambian, siguen necesitando a su médico general. Necesitan creer y sentir que el este está para preocuparse por su salud, por su bienestar. Un precio demasiado caro está comenzando a pagar los pacientes, muchos de ellos, se convertirán en víctimas mortales, ante la indiferencia de quienes tienen la capacidad de cambiar las cosas y la falta de valor de quienes teniendo alguna influencia en la sociedad, siguen permitiendo que esto ocurra.

Desconocer la importancia de la medicina especializada y su íntima relación con la Atención Primaria, es un error que disipa los esfuerzos de mejoramiento de la atención integral al paciente. Agenda de eminentes especialistas atiborradas de consultas que podrían haber sido resueltas o bien estudiadas antes de llegar a sus manos, resulta en pérdidas incalculables de recursos en el avance de muchas de las complicaciones que presentan los pacientes por las demoras injustificables, que a su vez atiborran los servicios de emergencias. Un círculo vicioso del que nadie parece darse cuenta.

En 2001, cuando se promulga la Ley General de Salud No. 42-01, se introduce en el país la APS como eje fundamental del sistema, ya que este instrumento “regula las acciones que permiten al Estado hacer efectivo el derecho a la salud de la población”.

Todos los centros de primer nivel o de nivel primario (clínicas rurales, dispensarios, consultorios, policlínicas etc.) donde tienen sede las UNAP). Es la puerta de entrada y primer nivel de resolución del servicio regional de salud y se sustenta en la estrategia de APS. Le corresponde atender todos los procesos y procedimientos de salud dirigidos a personas y familias que no requieran atención especializada u internamiento, incluyendo las emergencias. Se considera debe ser el nivel más operativo de la red.

El equipo de las Unidades de Atención Primaria está integrado por: un@ médic@ general, un personal de enfermería, un@ Supervisor@ de Atención Primaria y promotor@s de salud, que se aspira obtengan una formación en atención primaria y salud familiar y comunitaria y aptos para ejecutar.

En aquel entonces la postura asumida principalmente por ANDECLIP y el CMD de que con esta medida el CNSS volvía amenazar la existencia de esos centros de salud. Manifestaron que con la disposición los pacientes asegurados tendrían que despedirse del médico que le había atendido por años, porque desde las UNAP serían referidos al especialista correspondiente. Además a estos argumentos añadieron que con la implementación de dichos centros las clínicas perderían en un 70% los servicios que allí realizan y también muchos profesionales se quedarían sin empleo.

Entonces nosotros los médicos generales que hoy por hoy somos los que resolvemos el 80-85% de los problemas de salud de la población y sus familiares, porque no exigimos nuestro sitial, colocándonos en el lugar que nos corresponde por ley.

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