SANTO DOMINGO. - La obesidad infantil está tomando proporciones alarmantes en muchos países y supone un problema grave que se debe abordar con urgencia. La obesidad puede afectar la salud inmediata de los niños, puede afectar el nivel educativo y la calidad de vida. Los niños con obesidad tienen muchas probabilidades de seguir siendo obesos en la edad adulta y corren el riesgo de sufrir enfermedades crónicas, como diabetes y enfermedades cardiovasculares.

La obesidad puede tener sus raíces en la vida temprana con más del 20% de los niños en edad preescolar clasificados como con sobrepeso u obesidad. El azúcar añadido se vinculada con la obesidad y como consecuencia son populares los sustitutos de azúcar o edulcorantes no nutritivos.

El consumo diario de bebidas endulzadas artificialmente por las mujeres durante el embarazo puede estar vinculado con un mayor índice de masa corporal del bebé y con un mayor riesgo de tener sobrepeso en la infancia temprana, según concluye un artículo publicado en la edición digital de JAMA Pediatrics.

Meghan B. Azad, de la Universidad de Manitoba, en Winnipeg, Canadá, y coautores estudiaron a 3,033 parejas de madre-hijo para examinar la asociación del consumo de bebidas endulzadas artificialmente durante el embarazo y sus efectos en el IMC de lactantes durante el primer año de vida.

 Más de una cuarta parte de las mujeres (29,5%) informaron de consumir bebidas endulzadas artificialmente durante el embarazo, incluyendo el 5,1% de las mujeres que informaron tomarlas todos los días.

 Los resultados del estudio indican que el consumo diario de bebidas endulzadas artificialmente, en comparación con ninguna ingesta de este tipo de bebidas, se asoció con un aumento en la puntuación del IMC para los lactantes y dos veces más riesgo de un bebé con exceso de peso al año de edad.

Otra investigación, realizada por Matthew W. Gillman y colaboradores, que saldrá publicada en la edición de agosto 2017 de la Revista Pediatrics, examinó la asociación de bebidas azucaradas y otras bebidas durante el embarazo con adiposidad en la niñez.

En 1,078 parejas madre-hijo se estudiaron el consumo de bebidas azucaradas en el primera y segundo trimestre de embarazo y se relacionó con la adiposidad general del hijo.

Cada porción adicional por día de bebida azucarada por la madre se asoció con mayor índice de grasa en el niño en todas las mediciones utilizadas. Los modelos estratificados sugirieron que las asociaciones se debían principalmente a la ingestión materna de bebidas azucaradas en lugar de bebidas de frutas o jugo.

Los investigadores concluyen que las estrategias de prevención deben instaurarse mientras más temprano mejor, incluso antes del nacimiento. Esta estrategia asegura una verdadera de prevención de la obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles en el curso de la vida.

El análisis del consumo global de las bebidas azucaradas en la última década demuestra que en los países de ingresos altos el consumo ha descendido, mientras que en los países de ingresos medios y bajos el consumo se ha incrementado de manera alarmante, trayendo consigo el aumento de la obesidad y las enfermedades relacionadas, lo que se agrava con la limitación de recursos con que se dispone de manera individual y colectiva.

En nuestro país se está discutiendo un proyecto de ley que pretende regular la venta, consumo y la publicidad de las bebidas azucaradas. Su objetivo es reducir significativamente el consumo, sobre todo entre niños y adolescentes y de esta manera provocar una reducción en la obesidad y las enfermedades relacionadas.

Por: Dra. Raisa García, Nutriólga Clínica. Fundación Dominicana de Obesidad y Prevención Cardiovascular. Coordinadora para la República Dominicana del Programa de Educación en Salud y Nutrición para Niños de Latinoamérica (EDUSANU).