Autor: Juan Robert De La Cruz Cos. Estudiante de medicina de cuarto año de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). Miembro del Comité Permanente de Intercambio de Investigaciones (SCORE) de la Organización Dominicana de Estudiantes de Medicina (ODEM).

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En innumerables circunstancias, las especies que constituyen la biodiversidad, se pueden transformar en una amenaza en diferentes regiones del mundo, convirtiéndose en una problemática tanto para el ecosistema, como para los sistemas de salud pública, de la misma manera que ha ocurrido en situaciones de epidemias. Una de las principales problemáticas es la introducción de especies exóticas invasoras en un área determinada.
Las especies que no son propias de un hábitat, producen deterioro en el medio ambiente, generando un desequilibrio en una región geográfica, como ha sido últimamente el caso del caracol gigante africano en Cuba, siendo detectado a inicios de 2014, cuyos estudios ratifican su esparcimiento debido a prácticas religiosas, a través de accesos incidentales (1).

El caracol gigante africano, también llamado Achatina fulica, procedente de África, fue descrito por el zoólogo y botánico inglés Thomas Edward Bowdic (1822). Es considerado una de las 100 especies exóticas invasoras más perjudiciales en el mundo dado que, es un vector de nematodos, y cuyas epidemias producen un efecto perjudicial en la salud, como también en diversas plantaciones, ocasionando inestabilidad en el medio ambiente, debido a que el caracol se arrastra en los suelos, entra en vertederos para alimentarse de materia orgánica, donde también puede entrar en contacto directo con ratas (1) (2).

Esta especie, conforma vectores que pueden transmitir parásitos intestinales, bacterias, virus y hongos patógenos, caracterizado por ser el hospedero intermediario de varios parásitos como, Schistosoma mansoni, Fasciola hepática, Angiostrongylus cantonensis, Angiostrongylus costaricensis, entre otros (1).

El A. fulica es el agente transmisor de la bacteria Gram (-) Aeromonas Hydrophila, la cual produce diarrea, infecciones de piel y tejidos blandos; bacteriemia y sepsis, principalmente en pacientes con enfermedades hepatobiliares, cáncer, quimioterapia, e inmunosupresiones (1).

Los efectos desfavorables en salud se atribuyen a:

1) Contacto directo con el caracol, o con sus secreciones (Baba).
2) Consumo de esta especie de moluscos.
3) Consumo de alimentos, principalmente vegetales contaminados con su baba.

Los reportes indican que la especie está presente en los 15 municipios de la capital cubana, con mayor presencia en Boyeros, Arroyo Naranjo y La Habana del Este. En la ciudad, se localizan principalmente en zonas residenciales, donde están los microvertederos, aglomeración de desechos sólidos y maleza, que le propician condiciones beneficiosas para su desarrollo. (3)

En definitiva, la presencia del caracol gigante africano en Cuba representa una problemática a nivel de salud pública, incrementando el riesgo de patologías transmitidas por este molusco. Es importante para nosotros como estudiantes de medicina y futuros profesionales de la salud, conocer dichas situaciones a nivel epidemiológico y, sobre todo por el elevado grado de letalidad de dichas enfermedades, la forma de transmisión y las consecuencias, para que en la posteridad, tomemos las medidas necesarias de control, prevención y concienticemos a la población correctamente con una excelente promoción de salud y cuidado del medio ambiente.

Referencias:
(1) González Aguilera J, Arias Ortiz A. El caracol gigante africano (Achatinafulica) y sus efectos en la salud humana. Multimed Revista Médica Granma. 2019;23(4):840-850.
(2) Camboa Marin Y, Vásquez Casallas J. Consumo de Caracol Gigante Africano y su Implicación en Salud. Concepto científico. 2017;:7.
(3) IPS CUBA. Respuesta cubana a la plaga del Caracol gigante africano - Progreso Semanal [Internet]. Progreso Semanal. 2019 [cited 10 October 2019]. Available from: https://progresosemanal.us/20190912/respuesta-cubana-a-la-plaga-del-caracol-gigante-africano/