Aumento en enfermedades de transmisión sexual (ETS) a nivel mundial y con ella la resistencia a medicamentos

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Autor: Jorge Pimentel Campillo, estudiante de 4to año de medicina. Universidad Iberoamericana (UNIBE). Miembro del grupo de coordinadores de la Asociación de Estudiantes de Medicina de la universidad (AEME). Coordinador el Grupo de Cardiología de UNIBE (GCU)

Las enfermedades de transmisión sexual (ETS), e infecciones de transmisión sexual (ITS) o como muchos hemos escuchado decir vulgarmente “enfermedades de la calle” se contraen por contacto sexual sin método de barrera. Los organismos que causan las enfermedades de transmisión sexual pueden pasar de una persona a otra por la sangre, el semen, el fluido vaginal u otros fluidos corporales.

A veces, estas infecciones se transmiten por vías que no son sexuales; por ejemplo, de madre a hijo durante el embarazo o el parto, por transfusiones de sangre o agujas compartidas. Es posible contraer enfermedades de transmisión sexual de personas que parecen muy sanas y que, incluso, pueden no saber que tienen la infección. Las ETS no siempre presentan síntomas; por esta razón, los expertos prefieren el término “infecciones de transmisión sexual” en vez de “enfermedades de transmisión sexual” (1).

Las edades que se ven más afectadas son personas entre 15 y 49 años de edad, ya que este período es, en la mayoría de personas, que son más activos sexualmente. Este rango de edad fue selecto por Jane Rowley, MD. La cual en 2016, publicó un estudio con cifras alarmantes de incidencia de estas enfermedades a nivel mundial. Más de 370 millones de nuevas infecciones fueron reportadas en 2016. El resultado fue que una de cada 25 personas entre 15 y 49 años en el mundo porta alguna de estas enfermedades, en muchas ocasiones, sin ser consciente de ello. Las cifras que se publican son prácticamente idénticas a las anteriores, de 2012: 156 millones de nuevos casos de tricomoniasis, 127 millones de clamidia, 87 millones de gonorrea y 6,3 millones de sífilis. El estudio no incluye las infecciones de transmisión sexual (ITS) víricas incurables: hepatitis B, virus del herpes simple (HSV), VIH y virus del papiloma humano (VPH) (2). Aunque la incidencia (es decir, el número de infecciones) es similar entre hombres y mujeres, la prevalencia (el número de personas que viven con ellas) es muy superior entre ellas. Es una cuestión biológica: los órganos sexuales femeninos son un entorno más propicio para la supervivencia de los organismos que causan estas cuatro ITS; los hombres se curan de forma más rápida y sencilla. Además de la carga de género, hay también consecuencias para los hijos, ya que las madres embarazadas con estas infecciones pueden transmitirlas a su descendencia y causar deformaciones, alumbramientos prematuros, problemas cognitivos y físicos en el feto y, en el peor de los casos, la muerte. Cada año, unos 200.000 niños fallecen debido a que se infectaron de gonorrea en el útero. Es, tras la malaria, la segunda mayor asesina de bebés del mundo (2).

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Pero aún teniendo el tratamiento y cura para estas cuatro enfermedades, la prevalencia a nivel mundial va en aumento, esto se debe a que la incidencia (nuevos casos) está presentando resistencia a los medicamentos convencionales. Los antibióticos de primera línea están fallando, y en los casos más graves las bacterias resisten a la segunda y tercera línea. Como fue el caso de un masculino de edad desconocida proveniente de Inglaterra, quien presentó el caso de la N. Gonorrhoea más resistente del mundo a inicios del año 2018. Esta fue aislada para futuros exámenes en laboratorios donde se descubrió la adquisición de alta resistencia a macrólidos como la azitromicina y cefalosporinas de 3ra generación como la ceftriaxona (3).
Hago énfasis en este tema ya que, en nuestro país y otros países de Latinoamérica la promiscuidad es alta, y se reportan casos en pacientes de hasta 14 años de edad en donde se ha excluido violación en los diagnósticos diferenciales (4). Esto muestra una alta susceptibilidad en nuestra comunidad de contraer estas enfermedades. Es importante para nosotros los estudiantes, futuros líderes de la medicina de la nación, conocer estas cifras y al mismo tiempo aplicar un cambio en ellas.

Pienso que para realizar un cambio en el mundo primero debemos realizar un cambio en nuestra comunidad, de manera individual sin importar el país, iniciando en la educación sexual desde el hogar. Existen programas que llevan a la escuela docentes de sexualidad humana, o que incluso lo están implementando en su pénsum académico como materia. Pero en mi criterio, esta no es una manera del cual se le podría sacar provecho, ya que el ambiente en el que están los estudiantes no es el adecuado, no todo se debe aprender en las escuelas. Una solución a esto sería educar a los padres de los mismos, ya que muchos ven este tema como un “tabú” y cuando quieren hablar con sus hijos del mismo puede que ya hayan sostenido relaciones sexuales. De esta forma los bachilleres adquieren este conocimiento de un modelo a seguir en el hogar y no amigos que muchas veces no dominan el tema.

Referencias:

1-Mayo Clinic. Enfermedades de transmisión sexual. 2017. Disponible en: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/sexually-transmitted-diseases-stds/symptoms-causes/syc-20351240

2-Jane Rowley. Clamidia, gonorrea, tricomoniasis y sifilis: incidencia y prevalencia global 2016. (Fuente original: inglés)

3-Public Health England. Caso de Neisseria gonorrhoeae con alto nivel de Resistencia a la Azitromicina y Ceftriazona adquirido en el extranjero. 2018

4-Doris Pantaleón. Infecciones de transmisión sexual atacan a los jóvenes. 2014. Disponible en: https://listindiario.com/la-republica/2014/06/24/327118/infecciones-de-transmision-sexual-atacan-a-los-jovenes

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