Convulsiones febriles: ¿Que debemos saber?

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Autor: Alfredo Luis Toll, estudiante de 4to año de Medicina de la Universidad Iberoamericana (UNIBE). Miembro de la American Medical Student Association (AMSA), Grupo de Cardiología Unibe (GCU), Grupo de Endocrinología UNIBE (GENDU) y la Asociación de Estudiantes de Medicina UNIBE (AEME).

David, un niño de 20 meses de edad es llevado a la emergencia por sus padres por presentar un episodio convulsivo de 45 segundos aproximadamente. Estamos en presencia de un niño saludable, sin episodios previos que actualmente presenta tos, congestión y fiebre de 2 días de evolución. Su madre está bien preocupada y quiere saber: ¿Porque su hijo convulsionó?

En el caso clínico descrito anteriormente, nos enfrentamos con uno de los trastornos neurológicos más comunes en la infancia; las convulsiones febriles. Independientemente de la benignidad de la presentación, estos episodios convulsivos representan una experiencia traumatizante para el paciente y los familiares. Esta se describe como toda convulsión que ocurra en asociación con una temperatura corporal >38°C (100.4°F) en un paciente sin evidencia de etiología intracranial, ausencia de otras causas identificables (alteraciones electrolíticas, hipoglucemia, intoxicación etc) y sin historia de convulsiones afebriles (1).

Estas convulsiones febriles se han identificado con predominio entre 6 meses-6 años de edad, representando un trastorno pediátrico de gran importancia a escala internacional. De manera relevante, la causa del mismo se ha asociado a una vulnerabilidad del sistema nervioso central a alteraciones de la temperatura corporal, y se sospecha una predisposición genética con influencia de factores medioambientales (1).

Las convulsiones febriles están divididas en simples y complejas. La identificación de los hallazgos que componen estas clasificaciones es esencial para el manejo terapéutico adecuado. Las convulsiones simples, las cuales asumen 80-85% de los casos son aquellas que presentan con convulsiones generalizadas (tónico clónica), una duración <15 minutos (promedio de 5 minutos) y 1 episodio en 24 horas. A diferencia, las complejas se caracterizan por convulsiones focales (localizadas a una parte del cuerpo), duración >15 minutos y >1 episodio en 24 horas (1).

El manejo terapéutico de una convulsión febril depende grandemente del tipo de convulsión (simple vs. compleja), la recurrencia y la causa de la misma. Es esencial identificar la causa de la fiebre, ya que la etiología puede ser multifactorial y nos guía hacia el tratamiento adecuado (1). En la mayoría de los casos, el paciente no requiere tratamiento anticonvulsivo de manera inmediata o crónica. En un episodio convulsivo, el manejo pre hospitalario es de gran importancia, ya que durante este periodo el paciente tiene un alto riesgo de complicaciones como broncoaspiración y trauma.

Para la implementación de la misma, nos enfocamos en las acciones tomadas por los familiares cuando expuestos a tal situación. De acuerdo a las recomendaciones descritas por Cleveland Clinic, observamos las siguientes guías (2) :

-Posicionar al paciente de lado (Para prevenir aspiración de líquido gástrico)
-Colocar al paciente sobre una superficie suave si es posible
-Asegurar que el paciente está respirando adecuadamente
-Nunca colocar algún objeto en la boca durante una convulsión
-Observar la hora cuando comenzó el episodio y la duración de la misma
-Llamar al 911 en 2 circunstancias: una convulsión con una duración >5 minutos o múltiples convulsiones sin recuperar la conciencia

Administrar un medicamento para reducir la fiebre (ibuprofeno, acetaminofén)

Una pregunta importante cuando consideramos estos casos, es la probabilidad de desarrollar secuelas neurológicas o epilepsia después de un episodio convulsivo febril. De inicio, debemos aclarar el estado benigno de la condición, el pronóstico positivo y la necesidad de tratamiento crónico.

En general, la convulsión febril simple (la cual tiene predominio)no está asociada con un riesgo incrementado de déficits neurológicos, alteraciones en la inteligencia o funcionamiento cognitivo (1). En relación al riesgo de desarrollar epilepsia, vemos que las convulsiones febriles simples están asociadas con una predisposición de 1% y las complejas entre 4-6% en comparación a 0.5% en la población general. Queda destacar, la posibilidad de desarrollar un episodio recurrente de convulsiones febriles, las cuales se presentan con más frecuencia en pacientes con un incremento en factores de riesgos. Entre estos: edad <18 meses, duración de fiebre <1 hora antes del episodio convulsivo, historia familiar de convulsiones febriles y el desarrollo de una convulsión con una temperatura corporal <40°C (104°F) (2).

Reconociendo la prevalencia a nivel internacional, es esencial la implementación de programas educativos para promover el manejo prehospitalario.

Esto se pudiera desarrollar de manera profiláctica, promoviendo esta información a nivel universitario, hospitalario y a la población genera. El enfoque debe ser en la facilitación de la información básica, la cual ayudará a los familiares identificar y manejar adecuadamente un episodio convulsivo tanto febril como en general. Este conocimiento pudiera ser la diferencia entre un buen pronóstico y el desarrollo de una complicación que pudiera destacar secuelas a largo plazo.

Bibliography
1. Leung AK, Hon KL, Leung TN. Febrile seizures: an overview. Drugs Context. 2018 Jul 16;7:212536.
2. When Your Child’s Fever Leads to a Seizure: 8 Things to Do + When to Call 9-1-1 – Health Essentials from Cleveland Clinic [Internet]. [cited 2019 Sep 30]. Available from: https://health.clevelandclinic.org/when-your-childs-fever-leads-to-a-seizure-8-things-to-do-when-to-call-9-1-1/

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